Puntos de vista mundanos

Estaba pensando en lo rápido que podemos volvernos violentos. Un gran porcentaje de las veces es por algo trivial. Asumimos una postura que creemos que debemos mantener. Si alguien expone una grieta en nuestra armadura o si accidentalmente dejamos caer nuestra máscara, inmediatamente nos volvemos hostiles y a la defensiva. Estaba pensando en esto por primera vez el otro día. Dos incidentes me hicieron mirar cómo vemos las cosas.

Uno de ellos fue el secuestro y asesinato de la niña de 11 años en Florida. Casi todos se entristecieron por la pérdida de una vida tan joven. Era una pena que ella (y su familia) les hubieran quitado tanto. Sin embargo, nuestra tristeza y compasión se muestran como indignación. En lugar de rezar por la niña y su familia, buscamos retribución y venganza de su asesino. Ya no nos enfocamos en su inocencia, solo vemos su culpa. Nadie (hablo de nosotros adentro) ha estado hablando de ella o de los sentimientos que provocó esta tragedia. De lo único que hablamos es de enfado y qué (y cómo) nos gustaría hacer o ver hecho a este hombre que le robó la vida. No estoy mostrando simpatía por él (supongo que no estoy tan avanzado en mi práctica). Lo que estoy diciendo es por qué es mucho más fácil para nosotros mostrar nuestro enfado que es mostrar amor?

El segundo incidente es un ejemplo. La niña que nació con dos cabezas de República Dominicana. Todos seguimos su cirugía y nos alegramos cuando parecía que se iba a recuperar muy bien. Cuando ella murió, estábamos realmente tristes. No había ningún tipo malo. Nadie a quien culpar. Abrazamos nuestros sentimientos porque no había nadie a quien señalar con el dedo. No había necesidad de que fuéramos duros o malos. (¿Qué? ¿Alguien iba a decir que estaban contentos de que ella muriera? ¡No!) Solo creo que es extraño cómo actuamos a veces.